viernes, 8 de julio de 2011

LA CREATIVIDAD: ¿QUIÉNES Y CÓMO DEBEMOS PROMOVERLA?

LA CREATIVIDAD: ¿QUIÉNES Y CÓMO DEBEMOS PROMOVERLA?

Prof. Sulio Chacón Yauris

Hace más de dos mil años un sabio dijo:”Dale buena educación al niño de hoy, y de viejo de mañana  jamás la abandonará”. Posteriormente, en el siglo pasado, hace más de cien años, una distinguida educadora afirmaba: “En su sabiduría el señor ha decretado que la familia sea el mayor agente educativo. En el hogar es donde ha de empezar la educación del niño. Ahí está su primera escuela”. Tanto los padres como los docentes de Educación Inicial, primaria, Secundaria y Superior  deben colaborar en la obra de la verdadera educación que consiste en “educar a los jóvenes para que sean pensadores, y no meros reflectores de los pensamientos de otros hombres”. Esto incluye precisamente el desarrollo de la creatividad.

RAZONES QUE DEBEMOS TENER EN CUENTA  PARA DESARROLLAR LA CREATIVIDAD

·        Hoy se exige con mayor énfasis que los nuevos profesionales se distingan por su elevada creatividad. Asimismo en el futuro ya no se hablará de “mano de obra” sino de “mentes de obra” porque las actividades laborales que hoy ejecutan las “manos de obra” la realizarán las computadoras o robots; y las acciones más eficientes que realizan las computadoras  dependerá de las eficientes mentes humanas.
·        Sin duda que una de las metas nacionales en la educación, es el desarrollo de la creatividad, tarea que le compete también al hogar  y no solamente a la escuela.
·        Otra razón y la más importante, es desarrollar la facultad del pensar en los educandos, realizando algunas interrogantes alrededor de un tema.
¿Por qué? ¿Qué? ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
·        La educación en el aula debe complementarse con la educación afectiva en el hogar. La labor docente no es perfecta del todo, pero mejorara si los padres, madres y familiares colaboran en este proceso educativo.

Veamos un ejemplo:
El niño Einstein preguntón:
Albert Einstein estudio en una escuela donde lo obligaban a memorizar los textos sin ningún tipo de reflexión y, por lo tanto, no le permitían dialogar en clase con sus compañeros ni mucho menos hacer preguntas al maestro, mientras que en su hogar abrumaba a sus padres con sus inquisiciones ¿Qué es? ¿Por qué? El necesitaba conocer las causas  de las cosas que veía. En la escuela molestaba a los profesores  con sus constantes preguntas quienes se llenaban de cólera y decían ¡eso no está en los textos!
Cierto día, un profesor cansado de lo “inoportuno” de la curiosidad del niño Einstein le dijo en voz alta “¡prefiero no tenerlo en clase porque interrumpe el aprendizaje de los demás!, ¡Usted no me deja hacer clase!
El niño Einstein le respondió: “Yo no tengo la culpa de que mis padres me manden a esta escuela, señor”, “si por mi fuera no vendría a perder el tiempo porque nunca responden lo que quiero saber”
El profesor lo arrojó abruptamente del aula.
Fue su tío Jacob un ingeniero que había despertado en él su curiosidad por la matemática, fortaleciéndola con sus salidas al campo que realizaba.
 Los docentes y padres de familia tendríamos que preguntarnos a cuantos  genios como Albert Einstein estaremos truncando al no dar respuesta a sus interrogantes  reflexiones los docentes y preparemos a nuestros niños y niñas a desarrollar su creatividad tanto en el hogar como en la escuela.

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